El cohete de De Bruyne destroza al Real Madrid y enciende la confianza del Manchester City | Liga de Campeones

La pelota estaba ahí para golpear y cómo la golpeó Kevin De Bruyne. Corría la mitad de la segunda mitad, el Manchester City perdía el fastuoso desborde de Vinícius Júnior en el minuto 36 y empezaba a calar la sensación de que el Real Madrid tenía controlada aquella ida de semifinales de la Liga de Campeones.
Para el City, los demonios rodearon el lugar donde salió tan terriblemente mal en el partido de vuelta de la semifinal de la temporada pasada; el derrumbe al final del tiempo reglamentario, dos goles despachados pasado el minuto 90, luego el ganador de la prórroga del Madrid.
De Bruyne lo cortó todo cuando recortó el balón desde 25 yardas, lo colocó en el centro después de que Ilkay Gündogan fuera capturado y, vaya, lo hizo esfumarse. Siempre se necesitaba algo especial para vencer a Thibaut Courtois. Eso fue todo. Todo lo que Vinícius puede hacer, también lo hace De Bruyne.
Aquí no se arreglaría nada, todos lo sabían. Pero en el tiempo reglamentario fue difícil ignorar la impresión de que el City estaba más feliz con el empate antes del partido de vuelta del próximo miércoles. ¿Se acerca el Santo Grial? Karim Benzema y Aurélien Tchouaméni fueron a extender a Ederson hacia el final, este último con otro golpe vicioso, pero no pudieron encontrar un ganador.
Pep Guardiola había evitado cualquier reconocimiento público del impacto del encuentro aquí la temporada pasada, pero eso no significaba que su mente estuviera libre de eso. O que no había abordado el tema en privado con sus jugadores. Claramente fue parte de eso, con Rodri admitiendo el lunes que estaba impulsado a vengar la angustia.
Fue como la última prueba psicológica, con Madrid también aportando el habitual sentido del drama. Ningún club hace este tipo de noches como ellos, ciertamente en términos de grandeza, proyección de quiénes son, confianza. Hubo una subestimación típica en el tifo gigante previo al juego. "El Rey y Su Copa" decían las letras a ambos lados de una imagen de un vikingo real, con las manos en la Copa de Europa; el número 14 en evidencia. "El rey y su copa".
Vinícius Júnior (derecha) celebra su gol en la primera parte contra el Manchester City. Foto: Gonzalo Arroyo/UEFA/Getty Images
El City quería monopolizar la posesión y dictar el ritmo, retrasar al Madrid, y Guardiola debe haber estado contento con la forma en que su equipo se asentó, confiado en el balón, sondeando aquí y allá, marcando sus ritmos de pase.
Parecía que el Madrid estaba bastante contento con el arreglo, con Carlo Ancelotti creyendo que su equipo podría picar en el contraataque. Lo que se notaba al principio era la poca presión que ejercía el Madrid sobre el balón. El City pudo jugar y vio el gol en los primeros 16 minutos. Courtois se vio obligado a hacer cuatro atajadas, pero ninguna lo estiró demasiado.
Lo mejor fue un juego de manos para evitar un tiro raso de Rodri en 14 minutos. El primer gol de Erling Haaland momentos después fue el más claro, De Bruyne lo movió hacia el interior izquierdo. El ángulo no era favorable. Haaland pasó justo por encima de Courtois. También remató de cabeza al portero. De Bruyne había sido el primer jugador del City en probarlo.
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Madrid esperó. Se ocuparon de los patrones de la ciudad y se preguntaron cómo sus oponentes iban a entrar en las zonas para hacerles daño. El Madrid se abrió paso en la primera mitad, llegando tambaleándose. Rodrygo se pasa de largo un pase canal para carrera de Benzema; La peligrosa cruz de Vinícius fue arrasada por Rúben Dias; Benzema casi despeja con un balón de Federico Valverde.
El avance fue una mezcla de belleza y brutalidad, la primera provista por el movimiento de regreso de Luka Modric a Eduardo Camavinga en el fondo de la izquierda de Madrid, lo que hizo que el último movimiento. Cuando encontró a Vinícius, el delantero dejó pasar el balón por debajo de sus tacos, dejando fuera de juego a Gündogan, moviéndose de izquierda a derecha, colocado en el medio.
La forma del cuerpo de Vinícius era perfecta, al igual que su conciencia de su entorno. Ahora vino el poder. El disparo desde la frontal del área fue dirigido al poste derecho de Ederson y éste lo pasó con franqueza.
City se sintió un poco luchando antes del descanso, con Dani Carvajal haciendo estallar a Jack Grealish en las vallas publicitarias; Tarjeta amarilla para Toni Kroos por una mala entrada sobre Gündogan. Grealish reaccionó a Carvajal, levantando la mano para provocar una vergonzosa reacción exagerada del lateral. El árbitro, Artur Dias, no le creyó.
El City necesitaba mantener la calma ya que el encuentro estaba exactamente donde el Madrid lo quería. El equilibrio fue clave para Guardiola. No se atrevió a cometer demasiado en la segunda parte ya que la amenaza del Madrid al descanso era clara. Vinícius sonrió con amenaza.
¿Qué tenía la ciudad? Haaland casi se escapa con un pase de Gündogan en el minuto 56, pero David Alaba intervino y realizó una buena entrada de bloqueo. Antonio Rüdiger lo celebró como un gol. El City no podía apartar los ojos de Benzema, que se había acercado tras la reanudación y, con la mitad de la segunda parte, el Madrid tenía un paso arrogante.
Pero llegó el regreso del City, llegó el regreso de De Bruyne. El empate se disparó cuando Rodri intervino para interceptar fuera de la defensa un pase arriesgado de Camavinga, destinado a Rodrygo y, cuando el City se la trabajó a De Bruyne, su aliento sacudió el Bernabéu.
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