Reseña de We Need New Names: una divertida puesta en escena de la novela de NoViolet Bulawayo | Teatro
En un lugar llamado Paraíso, un variopinto grupo de niños comen guayabas y juguetean en el polvo. Tienen 10 y 11 años y Chipo, tan traumatizada que apenas puede hablar, está embarazada. Este es el Zimbabue de Robert Mugabe y está lejos del paraíso.
En la novela preseleccionada de NoViolet Bulawayo, en la que se basa la obra, una narradora joven y burbujeante que no entiende lo que está contando convierte en cómica una historia de pobreza, violencia e injusticia espantosas. En la primera mitad de la inteligente dramatización de Mufaro Makubika, el reportaje se mueve a través del acto colectivo de baile y juego, a través del cual los niños recrean inocentemente los linchamientos y robos que presenciaron, mientras intentan administrar sus propios remedios (un juego médico sobre el bebé de Chipo golpe implica asuntos insoportables con una percha). Mantiene el tono animado y divertido a costa de algo del horror político de la novela.
Darling, la loca líder de un grupo que inevitablemente ritualiza el sexismo de sus mayores, sueña con unirse a su tía en Estados Unidos. En la segunda mitad, ella llega a Michigan y la obra se convierte en el realismo cómico de una familia desplazada que intenta reconciliar sus propias tradiciones y su propia imagen con la cultura del gimnasio y la pizza. Mientras tanto, el paraíso se convierte en una ilusión preservada por llamadas telefónicas vacilantes con los que quedan atrás.
Viaje físico… Munashe Chirisa, Anashe Danai, Lukwesa Mwamba y Kalungi Ssebandeke. Fotografía: Robert Day
La claridad de la narración permite que los seis actores de la producción flexible de Monique Touko intercambien raza, edad y género con facilidad, y sus acentos y lenguaje corporal se vuelvan cada vez más homogéneos y estadounidenses. El coreógrafo Ricardo da Silva merece un gran reconocimiento por liderar al elenco en este viaje tan físico.
Solo Lukwesa Mwamba interpreta un único papel, su encantadora Darling brillando con un vestido dorado contra la oscuridad del diseño minimalista de Ingrid Hu. En otros lugares, la duplicación cuenta su propia historia, sobre cómo la edad y el entorno replantean constantemente la experiencia. A través de la desintegración en un hogar de ancianos de un orgulloso viejo guerrero (interpretado por el mismo actor que antes interpretó al más loco de los niños), plantea un punto existencial escalofriante: esta senilidad es el desconcierto cómico de la infancia reproducido como una tragedia y sucede por todos nosotros.
En Brixton House, Londres, hasta el 6 de mayo. Luego gira hasta el 10 de junio.