Críticas al asesinato de la hermana George: la comedia cruel es un reloj incómodo | Teatro

Cuando se trata de los personajes principales, June Buckeridge es rara. En la obra de Frank Marcus de 1965, protagoniza una radionovela centrada en lo suave (está ambientada en Applehurst, pero bien podría ser Ambridge) y es amada por millones como la enfermera del distrito, la hermana George.

Detrás del personaje simple, sin embargo, hay una mujer conflictiva. Borracha, irascible y delicada, disfruta de una relación sadomasoquista con Alice, mucho más joven, que se aferra a su juventud con tanta seguridad como la mujer mayor ve cómo la suya se desvanece. Para que no simpatice con ella, George, como todos lo llaman, inflige castigos degradantes a su vulnerable compañero, la crueldad descansa incómodamente contra el tono cómico.

En esta coproducción Told By An Idiot, Hayley Carmichael interpreta a George sin esperar gustar. Con una chaqueta de gamuza, una falda de tweed hasta los tobillos y una peluca imprudente, golpea, echa humo y pisotea el carrete de cinta adhesiva de Lulu Tam. Eso es todo lo que Alice de Ada Player puede hacer para sonreir y sonreir con su camisón de muñeca y su sombrero de pescador volteado.

Ada Player y Patrycja Kujawska.Sonríe y sonríe… Ada Player y Patrycja Kujawska en The Killing of Sister George. Fotografía: Andrew Billington

Poco del encanto con el que George sedujo a sus oyentes de radio aparece en su vida. Esto dificulta saber si debemos apoyarla porque corre el riesgo de ser excluida del programa, o si debemos condenar su narcisismo. La incertidumbre genera una comedia desigual, a pesar de los mejores esfuerzos del director Paul Hunter en una producción animada.

Poniendo un poco de agua clara entre esto y la película de 1968, que convirtió la radionovela en una serie de televisión, convierte la vida entera de George en un drama de audio. Los actores Rina Fatania y Patrycja Kujawska se turnan detrás del escritorio Foley, dando a cada botella servida, bebida tragada y puerta cerrada un efecto de sonido exagerado.

Momentáneamente divertida, es una broma de kilometraje limitado, aunque en los momentos finales de la obra ayuda a reducir a George a una colección de líneas perdidas y pistas olvidadas, un actor sin guión. Tan intrigante como es esta idea, tiene más peso del que merece la obra, y aunque su fácil aceptación de las relaciones lésbicas, disfuncionales o no, es históricamente fascinante, sigue siendo difícil de apreciar.

En el New Vic Theatre, Newcastle-under-Lyme, hasta el 13 de mayo.

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